No todo fué tranquilidad y armonía en el tiempo de los virreyes de la Nueva España. Bajo el apacible transcurrir de una sociedad adornada cotidianamente con ceremonias oficiales y religiosas, bullía el ingenio de los poetas improvisados, y a hurtadillas el lenguaraz criticaba las normas y los reglamentos dictados desde arriba. El Santo Oficio recibía constante mente delaciones e iniciaba procesos que no siempre llegaban a su fin. Los papeles satíricos se deslizaban de mano en mano y escabullían la rigorosa intervención de la justicia. La burla secreta y aun el franco buen humor proporcio naban variedad a la monotonía que caracteriza ba la vida social de la época y, por lo común, el poeta anónimo escapaba de las sanciones prescritas contra todo aquel que quebrantase el respeto debido a quienes disponían del poder u ostentaban un sitio preeminente en la jerar quía de la sociedad.
En los estantes del Archivo General de la Nación se conservan, en el ramo de Inquisición, infinidad de escritos burlescos con sus respectivos procesos. De aquella montaña de legajos, los investigadores José Miranda y Pa blo González Casanova han elegido un grupo de textos en que se presentan los más diversos temas satíricos, lo mismo de índole eclesiástica que de asuntos civiles o municipales. Muestras en verso y en prosa son incluídas en estas páginas, debidamente prologadas por los seleccionadores, que explican pormenorizadamente la importancia y el auge que alcanzaron aquellos escritos furtivos.
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